02-Feb-2023

El tratamiento con cloro o bromo activo ha sido durante mucho tiempo el método más común para tratar el agua en las piscinas, sin embargo, los sistemas de tratamiento UV de agua han ido adquiriendo en los últimos años, debido a sus especiales prestaciones, cada vez más relevancia en este campo, ya que la calidad de las aguas lúdicas se ha convertido en un asunto de gran relevancia sanitaria y social.

En el caso particular del tratamiento del agua de las piscinas, y pese a que los otros tratamientos utilizados (filtración, coagulación, etc.) puede llegar a reducir tanto los niveles de un gran número de patógenos como de los niveles de materia orgánica en el agua, resulta imprescindible aplicar sistemas de tratamiento que garanticen eficazmente su calidad.

Y es precisamente la necesidad de garantizar que las piscinas, y en especial medida las de uso público, como lugares de especial riesgo para la diseminación de patógenos (bacterias, virus, protozoos, etc.), son lugares seguros tanto para los usuarios como para el personal de mantenimiento, lo que ha puesto de manifiesto las especiales ventajas del uso de sistemas UV, tanto como método de desinfección suplementario o secundario al habitual tratamiento con halógenos (cloro o bromo activo), como sistema de acondicionamiento de agua capaz de mejorar notablemente su calidad disminuyendo de forma significativa los niveles de subproductos de desinfección tanto en el agua como en aire de las instalaciones.

Cuando las células de los microorganismos son expuestas a la radiación ultravioleta (UV), con longitudes de onda comprendidas dentro de la región UV-C del espectro (200-280 nm), se producen, en la mayoría de casos, daños irreversible en el material genético (ADN) de su interior produciendo su inactivación, de tal manera que los organismos ya no pueden crecer o reproducirse. Aunque el máximo de eficacia germicida se obtiene con longitudes de onda en torno a los 254 nm, las lámparas UV también emiten niveles significativos de radiación en otras longitudes de onda, lo que produce un efecto sinérgico fundamental en el tratamiento de agua de piscina, como es la degradación fotolítica de las cloraminas, reduciéndose de forma notoria los niveles de cloro combinado en el agua y el aire de la instalación.

La radiación UV pueden destruir o reducir hasta niveles seguros los microorganismos presentes en el agua sin comprometer sus características organolépticas (olor, sabor), minimizando además los niveles de subproductos de desinfección asociados al tratamiento con halógenos (cloro o bromo activo) como ya expusimos con anterioridad. Además, el tratamiento UV solo necesita un corto tiempo de contacto del patógeno con la radiación para su inactivación, por lo que los sistemas UV son muy compactos, no causando además ningún tipo de alteración (corrosión, precipitación, etc.) en los sistemas de distribución de agua. Sin embargo, algunos microorganismos, especialmente los virus, presentan una alta resistencia a la radiación UV, por lo que, a menos que se utilicen sistemas capaces de proporcionar dosis suficientemente elevadas, los rayos UV no pueden garantizar por si solos que la piscina no está contaminada en alguna de sus zonas, incluso con un número bajo de microorganismos, y por tanto, no proporciona el efecto de desinfección residual característico de los desinfectantes químicos.

Por otra parte, y pese a que la radiación UV puede inducir reacciones de carácter fotoquímico de la materia orgánica presente en el agua, hasta la fecha no hay evidencia científica que estas reacciones produzcan por sí mismas reducciones significativas de los indicadores típicos del contenido de materia orgánica en el agua (DQO, TOC, etc). Sin embargo, sí que existen numerosos estudios sobre los efectos sinérgicos de la combinación de la radiación UV con diversos agentes químicos de carácter oxidante como cloro activo, peróxido de hidrógeno o ácido peracético, entre otros.

En el caso concreto del cloro activo, este efecto sinérgico ha quedado ampliamente demostrado, habiéndose obtenido, en la mayoría de casos, mejores eficacias de desinfección utilizando estos dos tratamientos de forma secuencial que cuando se utiliza cualquiera de ellos por separado. Incluso el uso simultáneo de ambas tecnologías (cloro activo + UV), como en el caso de los sistemas de Neolysis, ha demostrado incluso una mayor eficacia frente a su uso secuencial (UV -> Cloración, o Cloración -> UV).

Por lo tanto, la aplicación combinada de Cloro activo y la desinfección UV podría permitir el uso de dosis más bajas de cloro, minimizando de esta forma los niveles de subproductos de desinfección y la consiguiente disminución, tanto de los costes operativos de la piscina, como de su impacto medioambiental. Los considerables ahorros de agua y energía asociados a esta mejora en la calidad del agua y del aire, principalmente en lo relativo a la reducción del consumo de productos químicos, unido a una menor necesidad de renovación de agua y aire, convierten a esta tecnología en una herramienta fundamental para la sostenibilidad del uso recreativo del agua.

En resumen, de entre las evidentes las ventajas del uso secuencial o simultáneo de sistemas de generación de cloro activo in-situ por electrolisis (cloradores salinos) y UV para el tratamiento del agua de piscina, cabría destacar: 

• Permite trabajar con niveles más bajos de desinfectante (cloro activo) en el agua, minimizado los niveles de subproductos de desinfección en el agua).
• La sinergia entre estas dos tecnologías permite una mayor eficacia biocida del cloro activo generado in-situ.
• Garantiza la inactivación de patógenos resistentes al cloro activo, como es el caso de protozoos como el Cryptosporidium Parvum o la Giardia Lamblia, así como de patógenos tradicionalmente resistentes a la acción de la luz UV como es el caso de algunos virus (Adenovirus, Rotavirus).
• Produce la oxidación electroquímica directa de cloraminas (subproductos de reacción del cloro activo con el amonio y el nitrógeno orgánico presente en el agua).
• Al tratarse de un tratamiento in-situ, se evitan los problemas de salud y seguridad relacionados con el manejo de productos químicos peligrosos.
• Los costes de inversión frente a sistemas de tratamiento equivalentes, p.e. ozonización, sería de 1: 5; siendo la relación de costes de explotación igualmente favorable (1:3) a la combinación electrolisis salina/UV.

Por otra parte, la acción sinérgica de estos dos procesos permite superar las limitaciones intrínsecas al empleo como sistema de desinfección secundario de los sistemas de tratamiento UV, al generarse simultáneamente una sustancia activa (cloro activo generado a partir de cloruro sódico por electrolisis) aprobada para su uso como biocida por la ECHA para el tratamiento de agua de piscina (https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/?uri=CELEX:32021R0345&from=ES), entre otros, con una alta capacidad oxidativa para la destrucción de la materia orgánica presente en el agua, y que además puede permanecer en el agua a concentraciones efectivas durante el tiempo suficiente para garantizar la inactivación de los patógenos presentes en cualquier punto de la instalación (efecto residual).

Como conclusión, podemos afirmar que, tanto a partir de las evidencias científicas como de la experiencia de uso, la utilización combinada de sistemas de cloración salina complementada por emisores de radiación UV constituye a día de hoy probablemente el sistema de tratamiento de agua de piscina más eficaz y sostenible del mercado.